En marzo de 2007 se inauguraba la primera planta termosolar de España, Sevilla era testigo del arranque de una de las casi cincuenta plantas que hay actualmente funcionando en el país. En estos 16 años ha habido dos etapas claramente diferenciadas en el país, una primera hasta 2014 de crecimiento constante de este tipo de plantas eléctricas, tanto en megavatios generados como en avance y mejora de la tecnología. Y otra etapa de parón debido a la crisis y al cambio de políticas en el ámbito medioambiental propició un parón que perdura hasta ahora; al menos las empresas españolas pudieron exportar esa experiencia y con mas o menos acierto continuaron con la construcción, explotación, asesoramiento, … en otros países: Marruecos, Sudáfrica, Kuwait, Israel, .. entre otros han sido destino de estas empresas que poco a poco han estado siendo sustituidas, por ahora en la construcción, por empresas chinas. Entre el pasado 2023 y este 2024 se van a poner en servicio en el mundo 1.257 MW de plantas termosolares (muchas con alguna hibridación), ninguna en España y cada vez con menor participación de empresas españolas (el por qué de todo esto merece un debate a parte), pero al menos algunos técnicos españoles siguen aportando su experiencia en empresas extranjeras del sector.
¿Y en España?, … poco, o muy poco. El abaratamiento de la tecnología fotovoltaica y algunas medidas políticas han estancado esta interesante tecnología en el país; interesante porque su capacidad de almacenamiento la dotan de unas cualidades en ese sentido que ninguna de las renovables actuales puede alcanzar.
En España hay cerca de 50 plantas termosolares con capacidad de generación total de casi 3 GW. La mayoría plantas de 50 MW, limitadas en su exportación, pero no en su generación; los campos solares de estas plantas pueden captar bastante mas energía que la requerida para su máxima producción (en épocas del año/día), los conjuntos turbina/generador limitados por software-control, servicios auxiliares adaptables, … por lo que técnicamente la mayoría de estas plantas con pequeñas modificaciones podrían exportar mas energía que la actual. ¿Y si pudiéramos aumentar la potencia de generación, por tanto la energía a exportar, un 10% en todas las plantas de España?; se pondría suministrar en torno a 230 MW más de energía renovable con una inversión mínima. Esto equivale a casi cinco plantas termosolares de 50 MW, (Una central termosolar CCP tiene un coste variable en función de su ubicación, su configuración exacta, la selección de equipos y la potencia. Por término medio, una central termosolar CCP de 50 MW, la potencia más habitual de las plantas instaladas en España, ronda los 4.500.000 €/MW para plantas sin almacenamiento térmico, y en torno a 6.000.000 para plantas capaces de almacenar unos 1000 MWh de energía térmica (unas 7 horas, a plena potencia). Fuente Renovetec). El beneficio, no solo económico, obliga a estudiar con detenimiento esta posibilidad que cuenta con dos problemas a salvar:
- Impedimento administrativo. Si las plantas están limitadas a 50 MWh de potencia exportada es por limitación administrativa, por las condiciones a cumplir en la solicitud del proyecto. Por tanto es el gobierno central (con apoyo del autonómico implicado) el que debería aplicar una “excepción” que permita ese aumento.
- Impedimentos técnicos. Las limitaciones propias de cada planta a aumentar su potencia, durante todo el proceso, desde la captación de la energía solar en campo hasta que esta es exportada y su distribución en la Red Nacional.
Los beneficios:
• El aumento de la generación de energía renovable casi sin costo.
• La mejora de los niveles de amortización de las plantas.
• Compensación de consumo en las “horas pico” de consumo, coincidiendo con la máxima generación.
• Abaratamiento del precio de la electricidad.
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